Explorando las texturas y formas del mar a través de la cerámica

El mar es, para mí, una fuente inagotable de inspiración. Cada vez que buceo, me envuelve una mezcla de calma y fascinación que intento llevar a cada pieza que creo. No solo me cautivan las infinitas formas, texturas y colores que encuentro, sino también las sensaciones de paz y bienestar que me produce estar bajo el agua, sin gravedad, sin ruidos, sin pensamientos… solo mi respiración y la vida y paisajes marinos. Por eso, la esencia de mi trabajo es la cerámica inspirada en el mar, con la que busco capturar y compartir un poco de esa magia, recreando los detalles y emociones que el mar despierta en mí.

El mar como fuente de inspiración

La vida marina es totalmente fascinante. Desde que comencé a bucear, cada inmersión me despierta nuevas preguntas sobre el mundo bajo el agua. Aquello que, a simple vista, parecen plantas, muchas veces son en realidad animales; y en los espacios que aparentan estar vacíos, se oculta una asombrosa diversidad de vida diminuta, con miles de especies distintas. Este universo submarino, tan complejo y lleno de sorpresas, me impulsa a conocer más sobre cada ser que lo habita. Cuanto más me adentro en este mundo, más inspiración encuentro para plasmar su esencia en mis piezas de cerámica inspirada en el mar.

Cuando hago esculturas cerámicas, suelo partir de modelos reales o fotografías, lo que me ayuda a observar los detalles minuciosamente. A simple vista se ven solo las formas más generales, pero a medida que profundizo, mi ojo comienza a captar cada pequeña textura y cada curva. Su morfología y estos detalles revelan información valiosa sobre sus hábitos, cómo se mueven, cuál es su alimentación o su edad…

Me encanta este proceso creativo ya que me permite conectar más con el animal y comprenderlo mejor, lo que me da la sensación de estar más preparada para representarlo.

Materiales y herramientas para recrear las texturas marinas

El barro es un material que permite modelar todo lo que surja en la mente como idea. Es muy maleable, me permite dar las formas orgánicas y las texturas marinas que busco.

Según la pieza que vaya a hacer selecciono un tipo de barro u otro. 

Los barros que utilizo son de alta temperatura normalmente blancos.

En el caso de las piezas más grandes y que no requieren tanto detalle utilizo barros con mucha chamota y muy gruesa, pues le aporta estructura y resulta más sencillo de trabajar piezas grandes. Pero si la pieza va a tener detalles, la chamota muy gruesa impide ese trabajo más miniciuso, así que elijo uno con uno sin chamota o que sea fina.

Para el acabado y aportarle mayor resistencia e impermeabilidad, suelo usar esmaltes transparentes de tipo mate, ya que busco una apariencia natural, sin el brillo intenso que algunos esmaltes proporcionan. Aunque la mayoría de mis piezas son monocromáticas en la actualidad, tengo planes de introducir colores poco a poco, siempre con una paleta inspirada en los tonos del mar.

En cuanto a las herramientas que utilizo, aunque tengo miles en el taller, es cierto que al final uso solo unas pocas. Mis dos palillos favoritos para modelar; un riñón dentado que facilita el cosido rápido del barro, y otro liso que utilizo para alisar la superficie. La torneta es una herramienta fundamental, ya que me permite girar las piezas de forma fluida, facilitando el modelado en todas sus dimensiones. Otras, como el rodillo y las varillas para ajustar el grosor del barro, también forman parte de mi proceso creativo.

Forma de trabajo

En cerámica artística, el modelado a mano permite dar las formas orgánicas y las texturas marinas que busco. Combino varias técnicas, como el churro, el pellizco y la plancha. Lo más importante es ajustar la humedad del barro según la etapa en la que esté trabajando: si el barro está muy húmedo, tiende a desmoronarse y resulta difícil modelarlo; si está demasiado seco, se vuelve rígido y es complicado continuar.

Normalmente empiezo con una plancha sobre la que voy añadiendo churros guiando el barro para conseguir la forma deseada. Cuando el barro se vuelve difícil de manejar por el peso, lo dejo «respirar» un rato, permitiendo que pierda algo de humedad y gane consistencia. Para controlar este proceso, coloco la pieza en una bolsa ligeramente abierta, permitiendo que se seque gradualmente. Alterno entre trabajar y dejar reposar la pieza hasta que la estructura básica esté lista.

Una vez tengo la forma base, paso a los detalles, modelando cada textura con dedicación para reflejar la esencia del mar. Después de esto, dejo secar completamente la pieza de forma lenta y controlada, evitando que se agriete o deforme. 

Cuando ha perdido toda la humedad, la horneo a 1050 grados; luego, aplico el esmalte y vuelvo a cocerla a 1250 grados para darle resistencia y un acabado duradero. Este proceso, en total, dura cerca de dos semanas, durante las cuales trabajo en otras piezas, aprovechando los tiempos de secado.

Cerámica artística como herramienta de conservación marina

Con mi cerámica inspirada en el mar, quiero aportar mi granito de arena a la conservación del mundo marino. Al crear piezas que reflejan la belleza de la vida bajo el agua, ofrezco una alternativa a la extracción directa de corales, conchas y otras maravillas del océano, permitiendo llevar la esencia del mar a nuestros espacios sin impactar el equilibrio natural. Estas piezas buscan recordarnos la riqueza de los ecosistemas marinos y la importancia de protegerlos, promoviendo una forma de apreciación que respeta y preserva la vida marina.

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