Empezar algo nuevo siempre implica desafíos, especialmente cuando no sabes muy bien por dónde empezar. El mundo de la cerámica es tan amplio que, al principio puede resultar abrumador elegir entre las múltiples técnicas, materiales y estilos disponibles.
En este artículo comparto mi experiencia, intentando aportar una visión general de lo que para mi fue clave para entender por dónde empezar y qué caminos tomar en función de lo que me iba llamando la atención.
Torno VS Modelado a mano
La primera duda que nos surge cuando nos planteamos empezar cerámica es Torno o modelado manual. En mi caso no tuve dudas al respecto porque en aquel entonces no había nadie en Fuerteventura que pudiera enseñarme torno y hay que hacer una inversión que no podía. Por tanto elegí el modelado a mano y rápidamente me di cuenta que esta era mi modalidad.
Me gustan las piezas de acabado “imPERFECTO” y me encanta la escultura, así que para mi en este caso no tuve grandes complicaciones para decidirme.
Personalmente no tengo experiencia en torno por lo que no me atrevo a opinar sobre ello, pero por si sirve de ayuda os comparto algunos puntos comentados por ceramistas especializados y lecturas al respecto. A continuación una comparativa para que podáis tener de un vistazo los puntos clave:
Modelado a mano:
- Mayor libertad creativa. Puedes crear piezas de cualquier forma.
- No necesitas invertir en equipo caro
- Permite un enfoque más escultórico pudiendo trabajar con más detalle y formas orgánicas.
- Es una buena forma de conocer la textura y el comportamiento del barro a tu propio ritmo.
Desafíos:
- Puede ser más lento y si tienes que hacer varias piezas iguales se complica.
- Requiere más tiempo y habilidad para obtener acabados simétricos si es lo que buscas.
Ventajas:
- Es ideal para crear piezas siméticas y precisas
- Una vez que se domina la técnica permite crear objetos de manera rápida.
- Ofrece una sensación de fluidez ya que trabajas con la arcilla en movimiento.
Desafíos:
- Tiene una curva de apredizaje más pronunciada. Centrar el barro y controlar el grosor de las paredes puede ser complicado al principio.
- Necesitas un torno
- Las piezas están limitadas a formas circulares o cilíndricas.
Por tanto, si te interesa la precisión y crear piezas simétricas rápidamente el torno es lo tuyo, sin embargo si buscas libertad creativa, explorar formas únicas y trabajar a tu propio ritmo el modelado a mano será tu modalidad.
De todas formas, lo ideal sería probar ambas y ver cómo te sientes con cada una. Yo aconsejo siempre ir a un taller durante los primeros meses para entender las bases del modelado.

Materiales
Sin duda esta fue la parte más difícil en mi experiencia. Yo miraba fotos en Pinterest o Instagram de piezas que me gustaban y quería intentar ir en esa dirección, pero no era capaz de saber qué materiales habían utilizado: Qué tipo de barro, si habían utilizado engobes, óxidos, esmaltes… Poco a poco y haciendo muchas pruebas y algunos cursos fui entendiendo y decidiendo qué línea tomar.
Lo primero que hay que decidir en este caso es si utilizar de alta o de baja temperatura.
La alta (porcelana, gres…) aporta mayor resistencia y durabilidad y tienes una amplia gama de efectos en los esmaltes, pero es más difícil de manejar, más caro y no todos los hornos son aptos. La baja (barro, loza) es más económica, los hornos son más accesibles y es más fácil de manejar, además los colores de los esmaltes son más vivos, pero tienen menor resistencia y casi siempre necesita un esmalte para impermeabilizar las piezas.
A no ser que tengas muy claro que te encantan los resultados de la alta temperatura y tengas acceso a un horno de alta, recomiendo empezar con materiales de baja temperatura.
En mi caso, empecé con barro de baja temperatura y decoraba las piezas con engobes y acabado de esmalte transparente. Te permite muchísima creatividad, pintar las piezas en crudo y con colores muy vivos. Es lo más sencillo y económico a mi parecer.
Línea creativa
Esta parte también fue todo un reto. Pretendía tener un estilo definido desde el inicio y tener claro qué quería hacer y esto no es posible en absoluto.
Cuando conseguí rendirme y aceptar que iba a hacer piezas tremendamente feas antes de conseguir algo que me gustara y que fuera acorde con mis gustos y estilo, empecé a disfrutar como nunca.
Y esto es lo más importante, disfrutar del proceso siempre, de lo que se aprende y querer cada una de las piezas que hagas, pues son verdaderas maestras.
Para mi fue crucial soltar el miedo a “hacerlo mal” a no ser buena, sobre todo cuando decidí que esta iba a ser mi profesión.
La cerámica para mi es un verdadero camino de aprendizaje personal y viaje interior.